Un día cualquiera abres la puerta y en un momento entra un “soplo de viento”, aire nuevo, puro, sin contaminar. Tratas de respirar a pulmón abierto pero toses porque no estás acostumbrado por lo contracturado y contaminado que estás. Algo sacudido, te sientes diferente, más “limpio”. Al viento no puedes mantenerlo quieto. Necesita moverse, limpiar, purificar y mientras se va te quedas gozando de la estela de esa frescura.
Un día cualquiera abres la puerta y en un momento entra un “soplo de viento”, aire nuevo, puro, sin contaminar. Tratas de respirar a pulmón abierto pero toses porque no estás acostumbrado por lo contracturado y contaminado que estás. Algo sacudido, te sientes diferente, más “limpio”.
Al viento no puedes mantenerlo quieto. Necesita moverse, limpiar, purificar y mientras se va te quedas gozando de la estela de esa frescura.
Qué bonito.....