Cecil Beaton

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Cecil Beaton

 

 

Cecil Beaton: Un dandy con cámara

 

 

Cecil Walter Hardy fue un fotógrafo y modista británico, actividades que compaginó con la dirección artística de producciones cinematográficas y teatrales, recompensada con tres premios Óscar y con cuatro premios Tony.

Biografía

Beaton nació el 14 de enero de 1904 en Hampstead (Londres), en el seno de una familia aristócrata. Hijo de Ernest Walter Hardy Beaton (1867-1936), un próspero comerciante de madera, y de su esposa Etty Sissons (1872-1962). La empresa familiar (Beaton Brothers) había sido fundada por su abuelo Walter Hardy Beaton (1841-1904). Sus padres fueron actores aficionados.

Creció bajo la fascinación de de las revistas de sociedad y las fotos que allí encontraba. Cuentan algunas fuentes que Beaton, siendo sólo un niño, y estando sobre la cama de su madre, queda fascinado por una fotografía-postal de una actriz (Lily Elsie). La admiración por las fotografías de las actrices de la época se fue reforzando. Las comenzó a coleccionar.

Ya, desde pequeñito, desarrolló un gran interés por la fotografía. Tanto es así que a la edad de 11 años consiguió su primera cámara, una Kodak A3 de fuelle (por aquel entonces, típica cámara que usaban los aprendices y aficionados a la fotografía). Con ésta y la ayuda de la que era la institutriz de sus hermanas menores, Alice Collard (fotógrafa amateur) aprendió los aspectos técnicos básicos, iluminación, sesiones de retratos (utilizaba a sus hermanas como objetos a fotografiar), técnicas de revelado y fijación.

Posteriormente asistió a la Harrow School, y a pesar de su nulo interés por el mundo académico, se matriculó en el St John's College de Cambridge, donde estudió historia, arte y arquitectura. Beaton continuó con la fotografía, y a través de sus contactos universitarios pudo publicar su primer retrato (el de la duquesa de Malfi) en la revista Vogue.

En los años 20 era muy normal que las mujeres de la alta sociedad se dejaran fotografiar en los estudios e incluso pagasen por un retrato justo, elegante y “ensalzador”.

Este ambiente de glamour, de la élite y las estrellas del cine envolvieron a Beaton desde entonces y fomentaron un especial gusto por el retoque fotográfico y la sugestión de ambientes como fondos de los fantásticos retratos.

Beaton dejó Cambridge sin un título en 1925, probando después a trabajar en diversos empleos infructuosamente, mientras continuaba casi compulsivamente con la fotografía. Por fin, bajo el patrocinio de Osbert Sitwell, consiguió realizar su primera exposición en la Coolling Gallery de Londres, causando un gran revuelo.

Posteriormente, se trasladó a Nueva York y poco a poco se construyó una reputación allí. En el momento de irse, "tenía un contrato con Condé Nast Publications para tomar fotografías en exclusiva para ellos durante varios años por valor de varios miles de libras anuales".

De 1930 a 1945, Beaton estuvo alquilado en Ashcombe House (Wiltshire), donde recibió a muchas figuras notables. También compró una casa unifamiliar en Londres, en 1940. En 1947 compró Reddish House, su casa de campo situada a unos ocho kilómetros al este del pueblo de Broad Chalke (Salisbury). Greta Garbo era un visitante habitual.

Curiosamente, la planta superior de la casa se había equipado para peleas ilegales de gallos a comienzos del siglo XX, y Beaton utilizaba las jaulas como armarios para guardar los trajes de sus diseños para la película My Fair Lady. Permaneció en la casa hasta su muerte en 1980, después de sufrir un derrame cerebral que lo dejó incapacitado de su lado derecho, frustrando su trabajo. Se procuró sustento económico durante la última etapa de su vida organizando sucesivas subastas de su material original con Sotheby. Está enterrado en el cementerio local.

El gran amor de su vida fue el coleccionista de arte Peter Watson, aunque nunca fueron amantes. Tuvo relaciones con varios hombres, entre ellos el ex esgrimista olímpico Kin Hoitsma. También tuvo relaciones con las mujeres, incluyendo las actrices Greta Garbo y Coral Browne, el bailarín Adele Astaire, y la "socialite" británica Doris Castlerosse.

 

   

   

 

Carrera

Cecil Beaton declaró, "La belleza es la palabra más importante del diccionario. Es sinónimo de perfección, esfuerzo, verdad, bondad".

La belleza dominó el universo y el horizonte de Cecil Beaton. El influyente artista inglés, fotógrafo de la realeza y de las celebridades, además de galardonado escenógrafo, elevó este término cualitativo a las esferas del arte y la moralidad, equiparando su significado con perfección, esfuerzo, bondad y autenticidad. En el centenario de su nacimiento, la National Portrait Gallery de Londres preparó una retrospectiva de sus más bellos retratos fotográficos. Entre ellos, imágenes inéditas de la boda de los duques de Windsor y fotografías consagradas de Marilyn Monroe, Marlon Brando o Mick Jagger.

 

   

 

El celebrado fotógrafo de moda, reportero de guerra y escenógrafo del teatro y el cine establecía en esta declaración un credo estético que aplicaría a su vida y a su obra. El profesor australiano Peter Conrad recuerda que Beaton convirtió en escenario o elemento artísticos la totalidad de su entorno vital. "Elegía a sus invitados por sus cualidades fotogénicas y hablaba de sus amantes como ornamentos hogareños, complementos de su preciosa decoración".

Beaton era un dandi genuino, un profesional hecho a la medida de sus ideales estéticos. En sus 76 años de existencia elevó no sólo la belleza, sino también la fotografía y el diseño de decorados y vestuario a la categoría de arte. Se inspiró en la pintura y en la escultura para crear un estilo cargado siempre de glamour y dramatismo. Con un olfato que le alertaba de las nuevas tendencias, se mantuvo en vanguardia durante sus cinco décadas de actividad creativa. Su huella aún se siente en profesionales de la cámara como David Bailey o Mario Testino.

En una fotografía de 1928, la poeta Edith Sitwell reposa sobre el suelo simulando el relieve en piedra de una tumba gótica. En otra, Marlene Dietrich recuerda con su esquelético cuerpo las figuras de Durero y, en los años sesenta, Mick Jagger posó para Beaton como un mártir de Piero della Francesca. A Salvador Dalí le captura, en 1937, tras los paneles de su composición Pareja con cabeza llena de nubes, y a un jovencísimo Marlon Brando, de perfil, estudiando en 1946 el texto de Un tranvía llamado deseo.

 

     

           

 

De herencia burguesa y cuna londinense, Beaton subió de escalafón social hasta penetrar en los círculos más elitistas del Reino Unido y el extranjero. Estudió con George Orwell y Cyril Connolly, fue víctima de los abusos escolares de Evelyn Waugh -"mi eterno enemigo", escribiría después en su diario- y, en 1925, abandonó la Universidad de Cambridge sin completar su licenciatura en Historia y Arquitectura.

 

50 años en 'Vogue'

En 1924 se introdujo en el mundo de Vogue con un retrato retocado de su amigo George Rylands. Durante varios años después, reúne material suficiente y abre una exposición en el West End, en 1926 empieza a dedicarse exclusivamente a la fotografía.

 

 

 

Innumerables famosos posaron ante su objetivo entre decorados innovadores: técnicas de luces y sombras, manipuladas con gran sensibilidad, se funden en escenarios decorados con un estilo de elegancia muy personal. Juegos de espejos y de figuras, estatuas y vestidos extravagantes.

La revista Vogue le contrató en 1927 como fotógrafo, caricaturista e ilustrador dando paso a una relación que perduraría hasta los años setenta. No hubo personalidad relevante que escapara en esos años al escrutinio de su cámara. Desde Gary Cooper a Marlene Dietrich, Coco Chanel, Elsa Schiparelli, Jean Cocteau, Pablo Picasso, Winston Churchill y, por supuesto, los miembros de la casa real británica se dejaron manipular por este genio de las apariencias.

 

 

 

En las páginas de Vogue, Beaton descubrió a uno de sus principales referentes, Barone de Meyer. Meyer era famoso por conseguir crear atmósferas luminosas con toques artificiales, todo orientado a fotografía para el mundo de la moda y la alta sociedad. Tal era la admiración por él, que Beaton tomo estos ambientes y trucos fotográficos… pero no sólo eso, además adoptó el mismo tipo de letra con el que Meyer firmaba para firmar sus retratos.

Con el tiempo, la capacidad que tenía de sugerir mundos sofisticados, frágiles y sensuales, toque característico también en sus escenografías teatrales, hizo del artista un genio de la fotografía de moda y un famosísimo retratista, y ha marcado una pauta durante todo el siglo pasado (y ¿por qué no? También en la actualidad).

Al cumplir los 30 años ya era el retratista preferido del mundo de la moda, el cine, el teatro, las artes visuales, la literatura, la música. Tras organizar una puesta en escena de las suyas, retratando a la Reina Madre en su jardín como una belleza salida de un cuadro de Fragonard, fue nombrado retratista oficial de la familia real, encumbrándole en un ambiente al que no era ajeno. Todo el mundo quería una fotografía tomada por Beaton.

 

 

 

Etapa de escenógrafo cinematográfico y teatral

Después de la guerra, Beaton empezó a trabajar en Broadway, diseñando en 1946 el atrezo, el vestuario, y la iluminación de la obra "El abanico de Lady Windermere" de Oscar Wilde, en la que también actuó.

Su logro más elogiado fue la escenografía de la obra teatral My Fair Lady (1956), que dio lugar a dos películas musicales de gran éxito por las que fue premiado con el Óscar al mejor vestuario: Gigi (1958) y My Fair Lady (1964).

 

    

 

Recibió cuatro premios Tony por sus montajes teatrales en Broadway. También diseñó los decorados y el vestuario para una producción de la ópera de Puccini Turandot, utilizados por primera vez en el Metropolitan Opera de Nueva York y después en el Covent Garden. Por último, también diseñó el traje académico de la Universidad de East Anglia.

En Hollywood y aprovechando la deslumbrante luz de California y sus pintorescos claroscuros realizó una serie de retratos a personajes tales como; Gary Cooper, Johnny Weissmuller, Dolores del Río. Hacia 1930 escribió “El libro de la belleza”.

A principios de la década de 1950, acusó una cierta decadencia como fotógrafo de moda, y se convirtió en un fotógrafo independiente. En esta época, se encargó de fotografiar la magnificente fiesta organizada en su palacio de Venecia por el excéntrico multimillonario de origen hispano-mexicano Carlos de Beistegui, a quien llegó a conocer de cerca. A partir de entonces, se fue volcando en la elaboración de decorados y vestuarios para el teatro y para el cine.

 

Segunda Guerra Mundial

Durante su carrera, también fue ilustrador y cronista. Además, es recordado por sus fotografías durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el trabajo de Beaton dio un giro más serio. Fue nombrado uno de los fotógrafos oficiales del gobierno británico y de diversas agencias militares. Entonces, su obra fue tomada como un registro histórico de la devastación infligida a Londres durante los bombardeos sobre Londres de la aviación alemana, que fueron publicadas en 1942 al otro lado del Atlántico.

 

   

  

 

Diarios

Adulador en sus retratos visuales, sabía esparcir veneno en sus diarios. De Katharine Hepburn escribe en 1969: "Es torpe, es fea, su interpretación mecánica... Su piel es repugnante y como no se aplica suficiente maquillaje da la impresión de haber pasado la viruela. En vivo su aspecto es horrible... es inconcebible que continúe exhibiéndose en público".

Si en sus fotografías amaba a Dietrich, Hepburn o Garbo, en los perfiles que describe en su biografía resultan ácidos, porque aparecen sus caras sin rastro de maquillaje, ni del favorecedor ”flou”.

Jean Cocteau –otro que tal- lo llamaba “Malice in Wonderland” y su gran amigo Truman Capote escribió acerca de su talento “nunca una cámara logró abarcar o capturar más que lo que el ojo de Beaton descubría”.

De Maryilyn diría: ” Su dulce voz hace vibrar las cuerdas más profundas, tiene la sensibilidad de la seda o del terciopelo

 

    

 

En sus extensas memorias, cuyos últimos capítulos acaban de editarse en el Reino Unido, Beaton menciona a un amante, Kin, al que conoció en un garito de San Francisco.

También expresa remordimientos por haber desvelado su relación sentimental con Greta Garbo. La indiscreción enfureció a Garbo, pero la amistad perduró y la actriz visitó a Beaton durante su convalecencia a consecuencia de un derrame cerebral que le dejó medio paralítico en 1974. Al morir seis años después en Salisbury el 18 de enero de 1980, Beaton tenía tres fotografías en la mesilla de su cama: del millonario y patrón de las artes Peter Watson, de Greta Garbo y de Kin. Fueron, probablemente, sus tres más preciados amantes.


 

 

Sus últimos tiempos de enfermedad, sin poder salir de su habitación, fueron difíciles para un hombre que vivió la gloria. Acompañado de los retratos de sus dos compañeros de vida y del de Greta en su mesilla, murió en Londres, el invierno de 1980. Su frase más repetida en aquellos años fue “el tiempo no sólo cura sino que también reconcilia”.

 

 

 

    “Su inteligencia visual es la de un genio… Escuchar como describe Beaton, en términos estrictamente visuales, a una persona, un lugar o un paisaje, es asistir a una representación divertida, brutal o bellísima, pero siempre y sin ningún género de dudas, brillante. Es justamente esto, la extraordinaria inteligencia y comprensión visual de sus fotografías, lo que hace que la obra de Beaton sea única.” – Truman Capote

 

 

   

   

   

   

   

 

 

 

 

 

Fuentes:

https://es.wikipedia.org/wiki/Cecil_Beaton

http://elpais.com/diario/2004/01/14/cultura/1074034802_850215.html Lourdes Gómez

http://www.lomography.es/magazine/64144-fotografos-del-siglo-xx-sir-cecil-beaton Maneke

https://aikun.wordpress.com/2008/03/11/fotografos-famosos-cecil-beaton/

http://blog.santaeulalia.com/cecil-beaton-dandy-camara/ Lola Garrido

 

Para saber más:

http://www.vogue.com/tag/photographer/cecil-beaton/

 

Vídeos:

https://www.youtube.com/watch?v=mPhGvj5GBeI

 

Fastástico. Hay una de Marilyn que me parece especial.

Una especial?...sólo una..?.... no me tires de la lengua que a estas horas hay niños viendo la web....

 

Como siempre, un reportaje genial.....

Gracias de nuevo

¿Cuál Joaquín?

Y muchas gracias Jose.

Saludos.

Emilio