Erwin Blumenfeld

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Erwin Blumenfeld

 

 

Erwin Blumenfeld

 

 

A Erwin Blumenfeld lo describieron con estas palabras: “fue más brillante que Man Ray experimentando con la fotografía, y está por encima de Irving Penn en la fotografía de moda”. Aunque su primera gran exposición no fue hasta 1996 su obra ha influido a muchos fotógrafos como Irving Penn, William Klein o Richard Avedon.

Nació en Berlín en 1897 en una familia burguesa judía y aprendió fotografía de un modo autodidacta, cuando su tío le regaló su primera cámara a los 10 años. Le gustaba hacer collages y usaba en ellos sus propias fotografías. Con esa cámara empezaría a experimentar y ya no pararía nunca, con apenas 14 años empezó a autorretratarse. Presumía de no respetar las reglas en la fotografía: si los negativos no podían superar la temperatura ambiente, los hervía, y si no podían estar a bajas temperaturas, los congelaba. Usaba además todo tipo de recursos en su mano: doble y triple exposición, solarización… Fue muy vanguardista y en sus primeras obras se nota la influencia dadaísta, que no perderá a lo largo de su vida. Es considerado uno de los fotógrafos más innovadores e influyentes del siglo XX, y sus obras serán copiadas a menudo, incluso actualmente, tanto en fotografía como en video.

 

 

    

 

 

Aunque en sus comienzos la fotografía de Erwin Blumenfeld versaba más en la elaboración de propaganda anti-nazi que en un contenido esteticista, Entre 1933 y 1937 realiza una serie de retratos alegóricos y premonitorios contra los totalitarismos entre los que destaca el de Hitler, rostro del horror, escondido bajo una calavera. Esa imagen, creada durante su estancia en Ámsterdam, sería empleada posteriormente en la propaganda antinazi.

Cuando Adolf Hitler fue nombrado canciller de Alemania en 1933 tras haber ganado unas elecciones democráticas, uno de los primeros artistas en vaticinar la perversidad del político y las consecuencias atroces del ideario nazi fue el fotógrafo Erwin Blumenfeld. Urgido por una necesidad apremiante de mostrar lo que se le venía encima a Europa y al mundo, el artista elaboró un par de fotomontajes históricos.

El dípticoGrauenfresse / Hitler (El rostro del terror / Hitler) muestra, por un lado, una doble exposición de un esqueleto y un retrato del Reichskanzler (canciller) que en al año siguiente sería Führer dictatorial y plenipotenciario y, al lado, una toma similar con los ojos y la boca derramando sangre.

 

 

 

A finales de la década del 30, debido a la insatisfacción de sus resultados y seducido por propuestas editoriales (la fotografía de moda siempre fue mejor paga que la propaganda política), redirecciona el contenido de sus imágenes.

En 1921, después de casarse, se mudó a Amsterdam con su mujer y allí abrieron una tienda de bolsos de piel. En un momento en el que Blumenfeld parecía estarse alejando de la fotografía, encontró un cuarto oscuro totalmente equipado en la planta superior. Fotografía a sus clientes y expone las imágenes en la tienda, que acaban teniendo más éxito que los propios bolsos.

Mientras trabajaba en la tienda, fotografiaba maniquíes de los escaparates, fundamentándose no en la representación real de la belleza, sino en el poder surrealista de los filtros. Sus trabajos fotográficos consistían en material contra los nazis y fotomontajes experimentales, para lo que empleaba solarizaciones, combinaciones de negativos, escenificaciones y otros procedimientos que situaban su obra en el movimiento surrealista.

Además de su fotografía propiamente artística, trabajó para las revistas y marcas de moda más importantes de su tiempo, en las que introdujo su estilo, e influyó a los que vendrían después. Su tema preferido, en cualquier ámbito, era la mujer, e incluso en sus fotografías de moda, captaba a las modelos más cómplices con la cámara, en un momento en el que se las fotografiaba como si fuesen maniquíes.

 

 

 

 

Así como de innovadora fue su obra, fue de ajetreada su vida.

Participó en la Primera Guerra Mundial como conductor de ambulancias (a pesar de que nunca había aprendido a conducir antes), e incluso llevando la contabilidad de un burdel propiedad del ejército alemán. Planeaba desertar, y cuando se lo contó a su madre ella recurrió a su hermano, nacionalista alemán. Esto le causó graves problemas, pero afortunadamente no encontraron pruebas y tuvo que volver a la guerra sin mayores consecuencias. Al final fue incluso condecorado con la cruz de hierro, pero no por ningún acto de valor (lo que le resultaba irónico), sino por haberles enseñado a hablar francés.

Tras un encuentro de lo más peculiar, se hizo amigo de George Grosz. Es el dadaísmo lo que más caracteriza los collages de Blumenfeld. Éstos tardarían mucho en salir a la luz, porque nunca fue su intención, se los regalaba a sus amigos, los enviaba en cartas… Algunos destacan por su contenido político.

Entre otras, fotografió a la hija del pintor George Rouault, que era dentista y le ofreció exponer sus fotografías en su consulta parisina, que además de conseguirle más contactos, le presentaría a su padre y otros artistas como Matisse. Decide entonces mudarse a París con la idea de convertirse en fotógrafo profesional. Pronto sus fotografías se publican en la revista Verve.

En el año 38 ocurre algo cambiará su vida, lo visita Cecil Beaton, que impresionado por la originalidad de sus fotografías experimentales en Verve, quiso conocerlo. Fue él quien le ayudó a conseguir trabajo en la revista Vogue, y con ese dinero trae a toda su familia a París. Ya todo parecía ir bien, y comienza la Segunda Guerra Mundial. Blumenfeld era un judío en París con pasaporte alemán. Su mujer y sus hijos fueron clasificados como holandeses, y por lo tanto aliados, pero él y su hija Lisette fueron clasificados como judíos alemanes e internados en diferentes campos de concentración. Mientras tanto sus collages sobre Hitler son utilizados como propaganda antialemana.

 

 

 

Durante ese tiempo, sus fotografías se conservaron de una manera muy casual también, como otros sucesos de su vida. Viendo que tendría que escapar metió sus obras en dos maletas y pensando qué hacer con ellas conoció a una mujer en una cafetería y le pidió que las guardase hasta que volviese. Así lo hizo, devolviéndoselas intactas casi 10 años después.

Más tarde, debido a su origen judío-alemán, es encerrado en varios campos de concentración franceses. Cuando por fin pudieron huir de Francia, consiguieron visados y se marcharon a Nueva York. A los 3 días de llegar Blumenfeld ya trabajaba para Harper’s Bazaar, la revista de moda más prestigiosa en Estados Unidos en aquel momento, que se independizaba de la moda francesa.

 

        

 

 

Su obsesión por el rostro femenino y la pulcritud de su estética, lo convierten rápidamente en el favorito de directores de arte, anunciantes de cosméticos y editores de la revista Vogue americana, para quienes realiza varias portadas desde 1944, destacándose de la tradicional fotografía "purista" estadounidense.

 

   

 

En este país continúa con sus colaboraciones en las revistas anteriores y en Cosmopolitan, Look y Popular photography, alcanzando gran prestigio en el mundo de la fotografía de moda en la que aplicaba el experimentalismo propio del surrealismo. También realizó varios cortos para sus clientes Helena Rubenstein, Elizabeth Arden y L'Oreal.

A finales de los 50 comienza a hacer vídeos de moda, sugiriéndoles a sus clientes que sus productos se verían más increíbles aún en movimiento, y que así podrían promocionarse en televisión. Sus clientes no se entusiasman tanto con la idea, pero ahora vemos lo que serían los primeros anuncios de moda o cosméticos.

Mientras sus fotografías para publicidad eran en color, su trabajo más personal fue siempre en blanco y negro, trabajando él mismo en el cuarto oscuro.

 

 

    

 

   

 

 

En 1955, agobiado por la superficialidad y el glamour, realiza su último encargo para esta famosa publicación, volviendo a concentrarse en los desnudos y los paisajes.

Marina Schinz, ayudante desde 1961, se convirtió en su pareja. En otra de las “casualidades” de su vida, Marina era hija de un famoso radiólogo suizo, tan famoso que Hitler acudía a él para tratar algunos problemas de salud. No olvidemos que Blumenfeld era judío y alemán, y sus collages usados como propaganda antialemana. Fue en 1969, pasando con ella un tiempo en Roma, cuando vio que podía estar sufriendo algún tipo de grave enfermedad y decidió provocarse un ataque al corazón. Dejo de tomar sus pastillas y corrió arriba y abajo las escaleras de la plaza de España hasta que lo consiguió.

Era un hombre extremadamente carismático y las mujeres lo adoraban. Una de sus colaboradoras, Kathleen Levy-Barnett, editora que dirigiría su estudio, fue su amante durante siete años, y más tarde, con su bendición, se casó con su hijo. La paciencia de su esposa tocó a su fin recién en 1961, cuando este inició una relación con Marina Schinz, una jovencita de 19 años, la edad de su nieta.

Pero Blumenfeld no podía asumir su propia edad ni que una nueva generación de fotógrafos le pisara los talones. Cuando falleció en Roma, en 1969, en compañía de su amante, hasta su muerte salió de lo común. “Él mismo forzó un paro cardíaco, ya que, convencido que tenía un cáncer, había dejado de tomar sus medicamentos para el corazón. No quería ni operaciones ni una agonía prolongada. Sólo quería la muerte”, recuerda su hijo Yorick, en el documental de la BBC “El hombre que amaba a las mujeres hermosas”.

Al morir, su obra -treinta mil transparencias, ocho mil fotos, ciento cincuenta collages, además de películas experimentales y escritos- fue repartida entre su última esposa y sus tres hijos. Desde entonces su familia solamente vendió apenas un puñado de fotos y la mayoría no fueron jamás vistas en público. La exposición en Somerset House (Londres) permitirá descubrir su trabajo a una nueva generación. Y los que quieran saber más, podrán consultar Erwinblumenfeld.com, un sitio web creado por sus nietos. Blumenfeld Studio: New York, 1941-1960, Somerset House, Londres, hasta el 1 de septiembre

Desde luego que pocos artistas hemos tratado con una biografía tan variopinta.

 

 

   

   

           

 

 

La modelo colgada de la Torre Eiffel, aunque ha pasado a la historia como un renovador radical de la fotografía de moda —es suya la imagen de 1939 de Lisa Fonssagrives, una de las primeras top-model, colgada de la Torre Eiffel en un poema visual a la libertad y la belleza—, Blumenfeld fue algo más que uno de los más atrevidos retratistas de su tiempo. Durante sus casi cuarenta años de ejercicio nunca renegó del riesgo y la experimentación. Tampoco del compromiso político.

 

 

Desertor de la I Guerra Mundial Blumenfeld, judió berlinés, hizo fotos desde los ocho años. Nadie le enseñó nada: aprendió por su cuenta con una camarita de saldo que le regalaron en un cumpleaños. Fue conductor de ambulancias en la I Guerra Mundial y desertor de la carnicería. Detenido y encarcelado, se exilió en Holanda. Buscó ganarse la vida como librero y peletero, pero en ambos oficios fracasó. En 1936 se estableció en París y conoció a Cecil Beaton, que le apadrinó e introdujo en el circuito de las fotos de moda. La belleza está en el accidente, el tropiezo, la sensibilidad transtornada. Aunque trabajó para las grandes revistas —Vogue, Vanity Fair, Harper's Bazaar, Cosmopolitan...— nunca permitió que sus trabajos sufrieran interferencias o dependiesen de los dictados de la moda del momento. Opinaba que "la belleza está en el accidente, el mal balance, el tropiezo, la sensibilidad transtornada" y utilizaba la sensibilidad del surrealismo para hacer de los reportajes sueños en movimiento. La exposición de París, con obras de entre 1910 y finales de los años sesenta, incluye como novedad inédita la exhibición de dibujos, montajes y collages que realizó en los primeros años de su carrera. Están influidos por el absurdo dadaísta y por sensibilidad expresionista alemana.

 

 

    

 

 

 

 

Fuentes

http://www.opi97.org/paris-muestra-el-lado-mas-conocido-del-fotografo-de-moda-erwin-blumenfeld/

http://www.enfocarte.com/2.17/fotografia.html

https://ignaciovargasmartinez.wordpress.com/2013/11/15/erwin-blumenfeld-la-obsesion-por-la-belleza/

http://es.wikipedia.org/wiki/Erwin_Blumenfeld

http://www.cadadiaunfotografo.com/2010/05/erwin-blumenfeld.html

http://www.20minutos.es/noticia/1924454/0/erwin/blumenfeld/exposicion-paris/

http://www.revistamujer.cl/2013/07/22/01/contenido/erwin-blumenfeld-el-hombre-que-ilumino-los-50.shtml/

https://nodisparenalartista.wordpress.com/2014/04/30/erwin-blumenfeld/

 

Para saber más

http://www.erwinblumenfeld.com/

http://fashion.telegraph.co.uk/columns/tamsin-blanchard/TMG10062375/The-extraordinary-story-of-Erwin-Blumenfeld.html

 

Videos

https://showstudio.com/project/experiments_in_advertising_the_films_of_erwin_blumenfeld/fashion_films

https://www.youtube.com/watch?v=Ecg0O_XCADI&feature=youtu.be