Juana Biarnés

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Juana Biarnés

 

 

Juana Biarnés: la primera fotoperiodista

 

 

Juana Biarnés nació en Tarrasa en 1935. Fue la primera mujer fotoperiodista de España y se curtió como reportera deportiva.

No hacen falta más de cinco minutos para darse cuenta de que Juana Biarnés es una leyenda viviente del fotoperiodismo. Aunque su nombre no sea conocido por el gran público, sí lo es y lo fue entre la jet set (desde el conde de Barcelona a Raphael o Sara Montiel), a la que fotografió durante sus años en el diario Pueblo, en Abc o como freelance. Biarnés se alzó como la primera mujer fotoperiodista de España a raíz de dos grandes eventos de color muy diferente: las inundaciones del Vallès de 1962 (la mayor tragedia natural de España, que se saldó con cerca de un millar de muertos) y un intrépido reportaje sobre los Beatles.

En los años sesenta, ser mujer y fotógrafa no eran factores que jugaran a su favor, y menos aún si una se dedicaba a la fotografía deportiva. De la mano de su padre, aprendió el oficio, ayudándole a cubrir partidos de fútbol. Biarnés se enfrentó a árbitros y al público que la querían echar del campo y la enviaban a “fregar platos”. “Me costó hacer que me respetaran como profesional. Pensaban que era una trepa”.

‘Mi padre me dijo: te has metido en un mundo muy difícil. España no te va a entender. España no está preparada para una mujer fotógrafo, ni una mujer médico ni una mujer abogado. Todo esto es un terreno que hay que ir ganando poco a poco. Espero que no te vengas abajo y que luches para conseguir lo que te has planteado’

Su padre en una portería y ella en la contraria. Juan y Juana. Nunca fue fácil fotografiar un partido de fútbol y menos para una mujer, en los años cincuenta, en España. Era en el campo de Les Corts y el árbitro acababa de ordenar el inicio del encuentro cuando tuvo que pararlo. La joven veía cómo el hombre de negro corría hacia ella, ajeno a los veintidós jugadores. Aquello era a lo que se refería su padre cuando le dijo: “Si decides trabajar conmigo seguirás por un camino machista, difícil para una mujer joven como tú”. Una frase que incendió su orgullo y le hizo agarrar la cámara y echar una mano en el negocio familiar, entre las masas enganchadas al deporte.

 “¿Qué hace ahí sentada? Aquí no puede estar una mujer. Este puesto sólo es para fotógrafos, no para mujeres”. El del silbato, y los miles de animales que silbaban a Juana, pretendían expulsarla del campo. En su “carterita” estaban todas las acreditaciones de todas las federaciones deportivas que su padre había conseguido. “Soy mujer y fotógrafa, váyanse acostumbrando por aquí, porque a partir de ahora nos animaremos más”. Por eso es la pionera del fotoperiodismo, porque tuvo que cambiar un país que no comprendía que las mujeres no se acababan en un convento o en un hogar. “Juanita” no recuerda qué equipos se enfrentaban, pero la victoria fue para ella.

 

 

Juana Biarnés dice que a ella no le gustaba la fotografía. Simplemente empezó ayudando a su padre, que era fotógrafo deportivo, y luego se ‘enamoró de la profesión’. Resulta una afirmación un poco sorprendente cuando quien lo afirma es considerada la primera fotoperiodista de España.

Su tenacidad la llevó con 24 años a Madrid, como colaboradora del diario Pueblo. En julio de 1965 le tocó cubrir la visita de los Beatles a la capital española, pero unas simples fotografías de una rueda de prensa no le satisfacían; decidió colarse en el avión que los llevó a Barcelona y los siguió hasta el hotel. “El no ya lo tienes, ahora hay que ir a por el sí”, recuerda Biarnés que se decía a sí misma. Armada de valor y una cámara, llamó a la puerta de la habitación. Abre la puerta de la habitación Ringo Starr: “¿You?!”. Sí, ella. La misma que había sido descubierta fotografiándoles desde el aseo del avión. Pasó tres horas con el grupo. “Hablamos de flamenco y les enseñé qué era el pa amb tomàquet”, explica con una vitalidad envidiable. El reportaje le valió un contrato en el diario..

 

 

 

 

 

Fingió ser un matrimonio junto a un compañero para convencer a Roman Polansky de dar un paseo en barca, mientras ella le hacía fotos desde un balcón; y Clint Eastwood la besó en los labios.

 

 

No obstante, no todo en su carrera fueron anécdotas divertidas. ‘Fui una incomprendida y tuve muchas dificultades’. El suyo era considerado un trabajo de hombres y más en una época en la que la mujer estaba sometida al varón y eran pocas las profesiones a las que estaba bien visto que se dedicaran. Lo pasaba especialmente mal en los campos de futbol, donde era increpada tanto por los ‘grises’ como por la grada. Además, ‘no me dejaban entrar a nada que fuera oficial, nada en lo que hubiera políticos o ministros (…) En las cortes y en sitios así siempre me echaban fuera’.

Durante 22 años, Biarnés alternó la fotografía de famosos (fue retratista oficial del cantante Raphael), con rodajes en Hollywood y reportajes de actualidad. Hasta que su historia de amor con la prensa se quebró repentinamente. Un diario le rechazó unas fotos para un reportaje sobre una terapia del cáncer. “El director me enseñó unas imágenes de Lola Flores y su familia vestidos de Reyes Magos y me dijo: ‘¡Esto es lo que vende!”. La fotógrafa no quiso participar de la frivolidad y cambió los objetivos por los fogones. Montó un pequeño restaurante en Ibiza, donde recibía a personalidades que había conocido durante su carrera. Uno de sus clientes más fieles era el conde de Barcelona, Juan de Borbón.

 

 

 

 

Quiere dejar claro que la fotografía llegó a ella por necesidad y viceversa. Con la cámara, las agallas para defender su vida. “No es que me respetaran, me aceptaban”, trata de puntualizar. En una Volta a Catalunya, la casa Pirelli, que daba la ropa distintiva a la prensa, hizo para ella un modelo más apropiado a sus medidas. El cuerpo de la mujer también se rebelaba y la sociedad lo “aceptaba”.

 

La primera tragedia

Su carrera se impulsó por desastres y cuentos de hadas. Sus fotografías sobre las inundaciones de su ciudad natal, Terrassa, de hace medio siglo fueron las primeras en dar la vuelta a España. Esta tragedia la marcó y la curtió para emprender una senda profesional hasta entonces reservada a los hombres.

Apenas veinte años y ya se encuentra con su primera tragedia, la riada de Tarrasa. “Aquello fue espantoso”. Eran las once de la noche y oían los gritos de la gente, pero no serviría de nada salir con la cámara a esas horas, porque el flash no daría las dimensiones de la tragedia, sólo el primer plano. A las cinco de la mañana se dividieron las zonas y Juan Biarnés le dijo a su hija que en cuanto tuviese material suficiente saliera corriendo, como fuera, a Barcelona para revelarlo.

Juana para una furgoneta camino de Tarrasa. “No va a poder entrar, está todo arrasado. Lléveme a Barcelona, por favor, es urgente, tengo que revelar estas fotos”. Y el hombre le acercó hasta la Calle Pelayo, donde estaba el laboratorio de Antonio Campaña, que al ver el resultado llama a Federico Gallo, de Televisión Española. Las fotos de Juana abrieron el Telediario del mediodía “y el país pudo enterarse de lo que pasó”.

Lo cuenta con el orgullo de quien lo ha vivido el día anterior, como si fuera a salir corriendo del sofá del salón del hotel en el que nos hemos citado para perseguir otro historión, como si sus ojos siguieran transparentes como antaño. Entonces, aclara, con más satisfacción si cabe, que ha guardado durante más de medio siglo las fotos más “amarillas”. “Esas no saldrán nunca”. Esas son fotos buenas, pero son las del dolor en carne viva. “¿Los límites del fotoperiodismo? Sitúate tú en el lugar de la persona retratada y pregúntate si te gustaría que se publicara una foto tuya con tu hijo muerto”, responde tajante. De todas las conocidas recuerda una en la que una mujer de negro se derrumba sobre la pila bautismal de una capilla, llorando, con un a luz tenue que entra por la puerta.

Sin embargo, esto, como todo, cambió al cabo de unos años. ‘Casi en los 70 lo empezaron a entender, porque todo evolucionó mucho. Mi director, Emilio Romero, tuvo varias broncas con el ministerio y les preguntó que por qué daban un carnet de prensa si luego no lo dejaban utilizar. Entonces ya pude asistir como fotógrafo al juramento del príncipe Juan Carlos’   En esa misma época, otras fotógrafas empezaron a trabajar en la redacción. ‘Hubo como una especie de revolución femenina’ y Juana desde su posición privilegiada pudo retratarla.

Con la cámara en mano se convirtió en una testigo excepcional de la sociedad española de los 60 y 70. Pudo hacer reportajes a  las primeras médicas, a las primeras abogadas y, en resumen, captar la evolución y ‘la mejora’  de España. De eso  trata la exposición que se le ha dedicado estos días en su Terrassa natal, a la que se une un documental, titulado ‘Una fotógrafa entre hombres: La historia de Juanita Barnés’ y financiado por crowdfunding, que narrará la historia de esta pionera del fotoperiodismo.

 

 

 

 

 

Hola amarillismo, adiós oficio

Fue lo amarillo lo que retiró a Juana del oficio. No da el nombre del director ni de la revista, pero cuenta cómo rechazó un reportaje que había ido a hacer a Pamplona. El protagonista era un paciente de cáncer que había salvado su vida y compartía sus experiencias en terapia de grupo, con otros enfermos que pasaban por lo mismo. “Eso no vende, Juana. Esto sí”. Y le sacó unas fotos de Lola Flores, Lolita y el clan disfrazados de reyes magos. En ese momento, en ese maldito despacho, a principios de los ochenta, después de tres décadas luchando por la dignidad de la información, se acabó su carrera. “No me veía capaz de inventar aquellas cosas. Había perdido mi sitio. Vendí las cámara y lo dejé”.

Ya conocen el origen y el final de esta historia. En el relleno del paréntesis hay un lugar importante en la vida de la primera fotoperiodista española, el Hotel Avenida Palace de Barcelona, donde en estos momentos revive con electricidad desbordante el trasiego de un currículo plagado de tragedias y celebraciones. Escena primera, fiesta del periódico Pueblo. Juana entra con su cámara, es un trabajo de encargo para la edición del periódico del día siguiente. No tiene trabajo, en Barcelona no logra que algún medio impreso admita a una mujer. Las fotos llegan al director de Pueblo y pide entrevista con la autora de aquellas fotos. Contratada. Veintidós años trabajando en Madrid, lejos de su tierra, con su marido Jean Michel Bamberger, ex corresponsal de la revista Paris-Match.

 

 

 

 

Empezó cobrando a pieza publicada y rápidamente pasó a plantilla, con fotógrafos de la talla de César Lucas y Raúl Cancio. “Tú no sabes qué compañeros”, con admiración. “Nos disputábamos la portada, que era la medalla de honor”. Y apunta las cualidades de un fotoperiodista, además de la inquietud, la libertad y los reflejos, son la entrega (sin horas) y la rapidez (antes que los demás). De los de ahora valora a Sandra Balsells, Gervasio Sánchez y Chema Conesa.

Más lecciones, por favor: “Hay dos valores que te tienen que acompañar siempre”, le dijo su padre antes de fallecer a los cincuenta años, “el trabajo bien hecho y la honestidad”. Dice que eso ha tratado de hacer toda su vida, que un fotógrafo debe captar en un instante cómo retratar a quien tiene delante. Un acto reflejo natural. Zas. “Sé cómo te retrataría, ahora mismo”. Oh, no. Y hace una foto con palabras antes de sacar de su bolso una pequeña máquina digital. “Te haría un primer plano, pero en un momento en el que no te dieses cuenta”. Quizás el primer plano no sea mi mejor opción, Juana. “Tienes fuerza en la cara; tienes unos gestos muy graciosísimos”. O sea, un teleñeco con carácter.

“Ahora cualquiera puede ser fotógrafo. Hemos ganado en rapidez, pero la fotografía ya no tiene sentimiento”, lanza mientras lamenta que en estos tiempos se premie la imagen “de impacto”, como la del cadáver de Sadam Husein. A sus 77 años, Biarnés vive con sorpresa e ilusión el redescubrimiento de su obra, gracias básicamente a la recuperación de la memoria gráfica de las inundaciones de 1962 que prepara y a una muestra sobre fotografía que acoge ahora la Fundación Telefónica de Madrid. El ímpetu y el espíritu emprendedor de la antigua fotoperiodista reviven. “En todo lo que hago no admito el fracaso. Cuando me pongo, lo hago a fondo”, zanja esta pionera.

 

 

 

 

 

La memoria frágil

Ella también toma las fotos en las escaleras del avión, con la montera. Sigue molesta, no tiene lo que busca. Y ya está dentro de la habitación de los cuatro. No saben que es periodista y la dejan entrar. Habla con ellos del pan con tomate y jamón, de las judías con butifarra. Y ella se pone las botas. Vuelve al periódico cargada de intimidad pop, en exclusiva, y no se las publican. Demasiados Beatles en papel tres días seguidos.

Aparecieron publicadas en la revista Ondas, y gratis. Juana quería publicarlo como fuera. La memoria es muy frágil. Del rato con los Beatles ha perdido una tira de negativos que no le devolvió nunca “la revista Rolling Stone”. Por el camino ha desaparecido una gran parte de su trabajo, porque mandaba la película a las revistas y, con suerte, se la devolvían junto a la factura. La foto que más añora es una de las perdidas, que mandó a una revista italiana: el torero Luis Miguel Dominguín dándose un baño, y su perro gigante a los pies de la bañera. Algún día regresarán a casa todas las extraviadas.

 

 

 

 

 

Entrevista a Juana Biarnés

 

 

Juana Biarnés: 'En el Congreso veían mi carné de periodista y me decían: 'Ya pero eres mujer, así que adiós, guapa'"

Fue una fotógrafa entre hombres. Hija de un fotorreportero deportivo, vivió en carne propia que un árbitro la sacara del campo: aquel no era sitio para mujeres. Lo mismo ocurrió en el Congreso de los Diputados, que tampoco era sitio para féminas. Se trata de Juana Biarnés (1935), la primera reportera gráfica española. Sobre la profesión, y otros asuntos, conversa en

"Es lógico que nadie me conozca. Para la gente de tu edad yo no existía. Me fui de la profesión en 1985. He estado 22 años fuera pero ahora he regresado”. Es cierto, Juana Biarnés (Tarrasa, 1935) está de vuelta. Y aunque parece una cándida y azucarada abuelita a punto de sacar una bandeja con rosquillas del horno, sólo basta hablar con ella un par de minutos para darse cuenta de que es una Rolling Stone.

 

    "Me fui de la profesión en 1985. He estado 22 años fuera pero ahora he regresado”

 

Sí… en el áspero camino del periodismo, Juana Biarnés sigue siendo la misma guerrera a la que los árbitros intentaron sacar del campo de fútbol de Les Corts  –aquel no era lugar para mujeres- o a la que los policías del Congreso de los Diputados mandaron a casa a guisar porque aquel tampoco era sitio para mujeres.

 

Juana Biarnés fue la primera reportera gráfica en España. No fue fácil, la mandaron a meterse en la cocina muchas veces. Y lo hizo: pero cuando a ella le dio la gana. En los años ochenta, después de haber trabajado durante años en el diario Pueblo y de montar su propia agencia, asqueada ya del periodismo al peso y del papel cuché, vendió su cámara y montó un restaurante. Y sanseacabó.

 

Pero como nadie decide el destino de su obra, Biarnés tuvo que vérselas con las nuevas generaciones. -por mucho que ella deseara retirarse, su talento fue más fuerte-. En cuanto su trabajo volvió a salir a la luz en ocasión de los 50 años de la trágica riada de Tarrasa –fue con aquellos reportajes con los que Biarnés se dio a conocer-, sus fotos se revelaron como lo que en verdad eran: instantáneas potentísimas. Resurgió el interés por su trabajo y su mirada. Así lo indican el documental que se prepara de su obra y la edición que ha hecho La Fábrica de un libro que recoge sus mejores fotos.

 

Hace unos días ya, cuando su historia y sus imágenes se publicaron en estas mismas páginas, se armó la gresca. Que si aquello era mentira, que si en España no había discriminación hacia las mujeres en los sesenta… Lo mejor, entonces, era buscar el testimonio de primera mano. Que fuera la propia Juana Biarnés quien contara lo que había vivido y retratado. Y así lo ha hecho en esta entrevista con Vozpópuli. 

 

Todo lo que aprendió de fotografía fue gracias a su padre y sin embargo él intentó hacerla desistir. ¿Realmente fue así? ¿En verdad le dijo que España no estaba preparada para una  mujer fotógrafo?

 

Sí, así fue. Mi padre era un hombre muy avanzado e inteligente. Era poeta y tenía una visión de futuro tremenda. Quizá por eso me lo advirtió: este es un terreno en el que vas a sufrir, y mucho. Sólo podrás soportarlo si triunfas. Así taparás muchas bocas, te tendrán respeto y te abrirás camino. Yo te lo advierto, me dijo, estás a tiempo de retirarte.

 

    "Mi padre me lo advirtió: este es un terreno en el que vas a sufrir, y mucho"

 

No era para menos. Con lo que le había ocurrido en el campo de fútbol tenía una muestra. ¿Cuándo y cómo ocurrió lo del estadio del que quisieron echarla?

 

Mi padre necesitaba ayuda. Él tenía demasiado trabajo fotografiando competiciones deportivas. Por eso comencé a ayudarlo. Hacíamos equipo. Él se colocaba en una portería y yo en otra; y claro, dábamos un servicio completo del partido. Sin embargo, el primer partido al que fui para fotografiar junto a mi padre, fue un lío. El árbitro dijo que el juego no podía empezar si yo no me iba de la portería.

 

Estamos hablando del año…

 

1959. Ocurrió en el campo de Les Corts. Era un partido importante: no recuerdo si un Espanyol-Barça, pero sé que era importante. En aquella época, en la que no había televisión, el fútbol era el alimento de los domingos…

 

Y sigue siéndolo.

 

Claro, pero… ahora hay tele antes no. Si alguien quería verlo tenía que ir al campo y por lo tanto nosotros teníamos que estar allí. Aquel día, el árbitro dijo que me fuera, que en el campo sólo podían estar hombres. Yo tenía las credenciales de todas las federaciones deportivas españolas, y por supuesto la de fútbol, así que le dije: ‘Estoy acreditada. Claro que puedo estar aquí y dentro de poco habrá más mujeres, no sólo yo’. A todas estas, imagina lo que me rodeaba: me mandaron a fregar platos, me gritaban que si buscaba novio… Menos guapa, me dijeron de todo. Al final del jefe del campo dijo que me quedara y autorizó el partido.

 

    "Menos guapa, me dijeron de todo. Al final del jefe del campo dijo que me quedara y autorizó el partido"

 

Al poco tiempo, en 1962, consiguió trabajar en el diario Pueblo.

 

Fue Don Emilio Romero quien creyó en mí. En Barcelona me habían cerrado todas las puertas en los medios de comunicación, porque era mujer. “¿Cómo vas a hacer tú un trabajo de hombres?”, me decían. Por un reportaje que me encargaron para Pueblo, su director, don Emilio Romero, preguntó quién las había hecho. Cuando le dijeron que las había hecho una mujer, dijo: mándale un billete y que venga a verme. Y así fue. Estaba tan sorprendida que se lo dije: me asombraba que él me considerada valiosa. Me dijo que me daría una oportunidad. Trabajaría, eso sí,  no como plantilla, sino por foto publicada. Y yo lo entendí. En aquel momento el diario Pueblo era el de más tirada de España, yo habría pagado por trabajar ahí. Que me pagaran me resultaba increíble.

 

La mirada fotográfica que se transmite en el libro está hambrienta: reportea, retrata, documenta… ¿Usted era consciente de aquella forma de mirar o era puro asombro?

 

Yo era consciente. La escuela de mi padre me enseñó que siempre hay que tener LA foto en tu cámara. Y LA foto  sólo se obtiene mirando correctamente, sólo así puede transmitirlo el objetivo.

 

    "La escuela de mi padre me enseñó que siempre hay que tener LA foto en tu cámara"

 

¿Cuántas de las que hoy se publican son LA foto?

 

Para mí, las que están en el libro de bolsillo son LA Foto.

 

-Valió la pena entonces,  porque son  muchas… Más de 60.

 

-Ya, pero es que yo trabajé muchísimo. De la exposición que se hizo en Tarrasa en septiembre, se sacó la selección para este libro. Sin embargo, hubo que buscar entre siete mil negativos. Queda más del doble sin visualizar. Todo esto fue posible gracias a la ayuda de Cristóbal Castro. Yo tengo una visión de apenas el 30%, a causa de una maculopatía degenerativa. Ciega no me voy a quedar pero he ido perdiendo visión poco a poco

 

-Siete mil negativos dan para mucho. Estaba usted todo el día con la cámara lista.

 

-No tenía domingos libres ni nada. Todos los días salía a la calle. Adoraba mi profesión, hasta tal punto que un día un compañero me dijo, refiriéndose a mi marido, que es francés y pertenecía también al mundo del periodismo: ‘Oye, el francés debe de estar hasta arriba, si nunca os veis’. Entonces le dije, sin pensarlo: ‘Si jean Michel me dice un día: o yo o el trabajo, desde luego me quedo con el trabajo’. Ha a sido mi pasión.

 

    "Si mi marido me dice un día: o yo o el trabajo, desde luego me quedo con el trabajo"

 

Tanto así que comenzó en  la fotografía con fuerza de un torrente. Lo que la dio a conocer fueron sus imágenes de la tragedia de Tarrasa.

 

Sí, fue una prueba de fuego. Eso era en el año 1962. Fue una experiencia terrible aquello de ver niños ahogados, y aquella cantidad de muertos, tan sólo en Tarrassa, mi ciudad, hubo 400. Mi padre y yo nos dividimos. Él hizo una parte de Tarrassa y yo otra. Me dijo: ‘cuando tengas el material que consideres periodístico vete a Barcelona… y lo entregas’.  Pero…  ¿cómo me iba? A los trenes se los había llevado el agua. No había luz. No había taxis. No había nada. Me fui andando por una carretera hasta que encontré un coche que me llevó a Barcelona. Ahí revelé en casa de un fotógrafo amigo de mi padre, don Antonio Campañán, que cuando vio el material llamó a televisión y dijo: aquí hay un reportaje.

 

No era fácil en aquel entonces dedicarse a este oficio. Entonces: o era usted muy valiente o una inconsciente.

 

Fui muy consciente. Cuando sentía el rechazo, la incomprensión y la discriminación por ser mujer, seguía luchando. Nunca me vine abajo. Tenía el apoyo de mi padre y también de mis compañeros del diario Pueblo. Todos los fotógrafos que trabajaban conmigo me ayudaban. Me trataban como una compañera más y si había una lucha o una competición no era por ser hombre o mujer, sino por la portada.

 

¿Por qué dejó la profesión de manera tan abrupta?¿Qué pasó?

 

Cuando cerró el diario Pueblo, un grupo de compañeros creamos la agencia Sincro Press. La idea era no quedarnos en España, sino vender fotos a otros medios y en otros países. Comencé a salir, fui de las primeras en llegar a Estados Unidos para hacer fotos de rodajes. En México hice muchos reportajes, por ejemplo la viuda de Pancho Villa. Yo me lancé arriesgando nuestro dinero, pero siempre salían cosas para la prensa de color… Yo quería otra cosa. Quería salir  del registro de la Pantoja. Me topé con un hombre que se había curado de un cáncer y que se ofrecía a animar a la gente. Pensé que esa historia en una revista, bien fotografiada, daría muchísimo. Así que las hice. Cuando llegué con las fotos, el director me miró y me dijo: ‘Juana, esto no vende’. Y las tiró sobre el escritorio. Qué es lo que vende, le pregunté. Sacó una carpeta con diapositivas de color de Lola Flores y me dijo:  ‘Esto ’.

 

    Qué es lo que vende, le pregunté. Sacó una carpeta con diapositivas de color de Lola Flores y me dijo:  ‘Esto ’

 

-En eso sí que el tiempo no ha pasado. 40 años después estamos igual, o peor.

 

-Ya. Pero, en ese momento me entró tal frio y tanta rabia, que decidí  irme. Ya yo tenía mis años; no era una niña, pero quería seguir trabajando en esto. De pronto me pregunté: ¿este va a ser mi futuro? ¿mi trabajo será sólo hacer temas de colorín? Pues no. Al día siguiente me fui a vender las máquinas.

 

-Y cambió el periodismo por los fogones …

 

-La cocina siempre había sido mi otra pasión. A nuestra casa de Ibiza iban muchos amigos. Desde Vázquez-Montalbán, que se quedó en casa a dormir noches y noches, hasta Sara Montiel, que el primer puro que fumó se lo fumó en casa…. Sin ser un restaurant, ahí entraba todo el mundo. Así que mi marido me dijo: ‘¿Y por qué no abrimos un restaurante pequeñito? Y al menos así vendrán pagando’. Y así fue. Arzak fue un gran asiduo, crítico y amigo

 

En todo este tiempo, las mujeres periodistas han conquistado terreno, pero también han dado pasos atrás, algunas voluntariamente: reporteras que prefirieron ser pareja de un futbolista que batirse a pie de campo. ¿Cómo ve el tema de las periodistas en un mundo que sigue siendo machista?

 

Ahora hay que luchar más que nunca. Entonces yo no me rendí, decidí trazarme el triunfo. Y ojo: el verdadero triunfo era no darse por vencida. Eso para mí ya era una victoria. Pero hay algo que tuve en cuanta al igual que eso, y fue una cosa: centrarme en mi trabajo. Tentaciones las hay,  como en todos lados, y muchas. Pero a mí me importaba mi trabajo. No era fea, era joven y simpática, tampoco hacía concesiones ni me vestía como marimacho. Iba  con falda y tacones, así que, como todas, podría haberme despistado. Y sin embargo no lo hice. No cedí. ¿Por qué tendría que ser diferente ahora?

 

    "Como todas, podría haberme despistado. Y sin embargo no lo hice. No cedí. ¿Por qué tendría que ser diferente ahora?"

 

-¿Usó alguna vez las armas de mujer para hacer una mejor foto?

 

-¡Hombre, claro! Tenía mis estrategias. Según donde iba, aplicaba una estrategia u otra. Cuando  llamé a la puerta de los Beatles, me abrió Ringo Star. Él ya me había visto en el avión, y me reconoció. Para conseguir una buena foto, decidí ir camuflada de chica. No llevaba la gran cámara en una bolsa inmensa, sino un pequeño bolso. Las fotos las hice sin flash, porque sabía ganar la luz en el momento de revelar. Todo eso me permitió hacerlos pensar que era una fan enloquecida de la vida y no un periodista. Ahora, eso sí: lo más complicado eran los temas políticos.

 

-¿Es cierto que no la dejaron entrar al Congreso de los Diputados?

 

-No una, varias veces. Tenía acreditación, trabajaba en Pueblo, y cuando llegaba al Congreso de los Diputados y veían mi carné de periodista , me decían: ya, pero eres mujer, no puedes entrar. Así que adiós, guapa. Que venga un compañero tuyo, que esto no es para mujeres. Así era. Yo volvía al periódico y les reclamaba: no me mandéis a esto, que me echan. Todos insistían: tienes que entrar. Ya, ¿y quién se pelea con ese pedazo de gris de la puerta?

 

-A todas estas,  ¿qué decía su madre?

 

-Mi madre era la colaboradora de mi padre y mía. Como veía a mi padre tan feliz y entusiasmado con lo de las fotos, nos apoyó. ¡Y fíjate qué contradictorio! Yo tenía un perrito y mi madre me decía: no lo saques a la calle sola, porque todas las pilinguis, las putitas, ligan por el perro. Así era mi madre: una mujer sencilla, muy buena lectora de novelas y todavía mejor contadora de las que ella se inventaba. Ella era remalladora. Años después me encontré a una mujer que trabajó con ella y me dijo: ‘lo que nos hizo llorar tu madre en la fábrica contándonos las novelas que se inventaba’ -Juana ríe, con algo que parece a la vez  ganas y nostalgia-… Mi madre era la cocinera de casa. De ella saqué la imaginación para los fogones. El tándem entre ella y mi padre era magnífico.

 

    "En el Congreso de los Diputados al ver mi carné de periodista, me decían: ya, pero eres mujer, no puedes entrar. Así que adiós, guapa"

 

-¿Por qué decidió volver a la palestra pública?

 

-No lo decidí... Hombre, claro que quise, porque nadie me obligó, pero fue dándose. A raíz de la exposición del cincuentenario de la riada de Tarrasa, Cristóbal Castro decidió ver mis negativos. A raíz de ahí, una fotógrafa de guerra magnífica, Sandra Ballceis, y Gervasio Sánchez me invitaron a participar en uno seminarios en Albarracín. Allí entré en contacto con los estudiantes, que conocieron mis fotos y entonces se armó la bola. Comenzaron a llamarme. Apareció el libro. Ahora están haciendo un documental. Así que he vuelto y cuando digo volver me refiero a la fotografía. He hecho un reportaje sobre chicos con discapacidad, lo he hehco en digital y luego lo he pasado a negro.

 

 

 

 

 

Fuentes:

http://www.elconfidencial.com/cultura/2014-09-06/juana-biarnes-la-primera-fotoperiodista-vuelve-a-la-luz_186279/   Peio H. Riaño

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/12/27/actualidad/1356635111_237328.html   Ivanna Vallespín

http://blogs.20minutos.es/mas-de-la-mitad/2014/11/13/juana-biarnes-la-primera-fotoperiodista/   Beatriz Pozo

http://vozpopuli.com/ocio-y-cultura/61942-juana-biarnes-en-el-congreso-veian-mi-carne-de-periodista-y-me-decian-ya-pero-eres-mujer-asi-que-adios-guapa    Karina Sainz Borgo

 

Para saber más:

http://www.revistaojosrojos.com/proyecto-juana-biarnes/  

http://www.20minutos.es/noticia/2452918/0/juana-biarnes/primera-mujer-fotoperiodista/pionera/  Paula Arenas

http://www.diariodeibiza.es/pitiuses-balears/2014/04/27/corazon-reportera-olvida-veneno/690341.html

http://www.verkami.com/projects/7263-sabes-quien-es-juana-biarnes

 

Vídeos:

https://vimeo.com/80795082

https://www.youtube.com/watch?v=nVEruBPcUH4

 

Esta mujer ha fotografiado a lo mas notable del pais y que bien lo ha hecho.

Sin duda, esta es mi sección favorita en la web.....personalmente creo que es la mejor...

 

salu2 y gracias

 

 

Como siempre una documentación exquisita.

Muchas gracias Jose.

Un saludo.

Emilio